El adiós eterno a Amparo Guillén, nuestra querida Lupita
El Palacio de Cristal se llenó de lágrimas, abrazos y recuerdos en el último adiós a Amparo Guillén, la inolvidable Lupita de Mis adorables entenados. Amigos, familiares y admiradores llegaron de todas partes para rendir homenaje a una mujer que dejó una huella imborrable en los corazones de los ecuatorianos.
Su hija Ana María, visiblemente emocionada, resumió el sentir de todos: “Mi madre era energía, era vida”. Entre anécdotas y palabras de cariño, quienes la conocieron y la admiraron destacaron el amor y la entrega que Amparo puso en cada etapa de su carrera.
Hoy, la eterna Lupita se despide físicamente, pero su esencia vivirá siempre en quienes la amaron. Su legado trasciende generaciones y queda en la memoria como símbolo de alegría, talento y autenticidad.